La importancia del espacio físico –o virtual- de la redacción

Miriam Estrada
(Borrador)

Introducción


La redacción es la parte fundamental de una empresa periodística, algo así como lo es la cocina para un restaurante: el centro de mando. Es el sitio donde se concentra la acción de una jornada laboral, donde se redactan los textos o producen los contenidos que se convertirán en historia, y en una referencia obligada en el futuro.
Conocer su relevancia para el quehacer periodístico contribuye a profundizar en los procesos informativos que favorecen el ejercicio al derecho a la información y de libertad de expresión de los miembros de una sociedad.

¿Quiénes laboran en una redacción?

La redacción de los medios impresos es el motor de una empresa periodística; en ella se concentra la información de los reporteros; se generan los contenidos, se les da jerarquía y se deciden los medios de distribución. He ahí la importancia de que cuente con un espacio físico o virtual para optimizar su función.
A pesar de que no hay fórmulas universales o un organigrama único sobre cómo se conforma o funciona una redacción, si es posible identificar ciertas características predominantes.
Así, la figura del director se convierte en común, su función es ser el responsable del medio de comunicación en su conjunto, cuidar la política editorial del medio y mantener las relaciones públicas tanto de manera interna como externa a través del comité editorial, colaboradores y personajes diversos. Asimismo garantizar una adecuada administración que garantice la operatividad del medio.
Posteriormente se tiene al subdirector, cuyas actividades principales son las de sustituir al director cuando el caso lo amerite; ser el vínculo entre el director y el jefe de redacción, información, y/o jefes de sección, así como vigilar el proceso de producción.
Como su nombre lo indica, el jefe de Redacción es el encargado de vigilar la calidad de los contenidos que se elaboran dentro de la redacción, principalmente la de los textos, pero también es el garante del proceso de producción, por ello, está en comunicación permanente con los jefes de sección, los fotógrafos, los correctores, los paginadores, así como de las áreas de publicidad y circulación.
La función del jefe de Información, en tanto, es mantenerse vigilante al acontecer para detectar todo aquello que sea digno de convertirse en noticia. De analizar las diferentes agendas –tanto gubernamental y social- para instruir a jefes de sección sobre la cobertura de temas específicos, la construcción de la agenda informativa, manteniendo la línea editorial del medio. Es el responsable de toda la información que se genera y difunde en el medio, por tanto debe verificar que esta cumpla con todos los estándares de calidad, éticos y jurídicos marcados por la dirección editorial.
Los jefes de Sección son los responsables de las áreas a su cargo, están en contacto casi permanente con sus reporteros, fotógrafos y diseñadores; además, generan las órdenes de trabajo y les dan seguimiento; revisan las notas informativas, reportajes y demás productos que se redactan, supervisando así todo el proceso, bajo la coordinación de las jefaturas de Información y Redacción.
Los reporteros están asignados a alguna de las diferentes secciones específicas. Ellos reciben las órdenes de trabajo de los jefes de sección, jefe de información; en algunas ocasiones del propio subdirector, director e, incluso, del propietario del medio; posteriormente, realizan la propuesta del producto informativo: nota, artículo, reportaje, entrevista y, bajo la supervisión de su jefe inmediato, generan el contenido final.
Los correctores son los encargados de que los contenidos informativos cumplan las normas del Manual de Estilo y, si no existe en la redacción, tan lo menos con las reglas básicas de ortografía y redacción. Su labor está bajo la supervisión del jefe de Redacción quien, anticipadamente, habrá definido y homologado criterios.
En algunas redacciones también se ubica en el organigrama a los diseñadores editoriales que, junto con el jefe de sección y fotografía, realizan la maquetación de las páginas a y/o de las infografías a desarrollar ya sea para el canal impreso o digital.

Del papel revolución a la redacción en línea

Una “turbina informativa”, así define el Diario de Morelos a su redacción. En el año 2000, doce columnas sostenían el edificio de la redacción; una esfera color oro y una tira de escarcha plata adornaban la antena de conejo que aún tenía un viejo televisor utilizado, en ocasiones, para hacer el monitoreo de los espacios de noticias nacionales. 
Fue precisamente, en ese televisor cuando en diciembre del año 2000 se siguió minuto a minuto el “despertar” del volcán Popocatépetl, y se obtuvo la información complementaria para sacar adelante la edición del día siguiente.
De los viejos escritorios se desbordaban las cuartillas de papel "revolución", dobladas a la mitad; mismas que contenían notas redactadas en las viejas máquinas Olivetti. En ese entonces no había tanto personal, apenas un grupo de reporteros, un jefe de redacción y un director. Cinco computadoras reconstruidas, una de ellas sin gabinete- eran lo más cercano a la modernidad. Ahí se recibía la información de los corresponsales de la zona sur y oriente del estado y también se enviaba –a través del potente correo electrónico de Yahoo- la información en “zip”- a la redacción del Diario de México, sitio en donde se ubicaba la rotativa.
En ese entonces, el director pocas veces caminaba por la redacción, y conocía los detalles de la información en una reunión diaria con el jefe de Redacción la cual ocurría después de las 18:00 horas. Ese era el único lapso en donde se detenía el trajín y el sonido de los teclados; era el espacio en el que se definía qué nota sería la de "ocho columnas", qué rúbrica se destacaría en los 72 puntos y en la fuente Arial.
Años más tarde, la implementación de nuevas tecnologías permitió que esa vieja redacción se transformara en lo que se denominó “turbina informativa”. En el mismo espacio, la redacción pasó a ser una redacción integrada que permitía mantener unidos, literalmente “codo a codo” a reporteros, jefes de sección, fotógrafos y diseñadores. La idea era generar contenidos de primera mano y distribuirlos por todos los canales de la empresa: radio, Internet e impreso. Para ello, en la propia redacción se improvisó una cabina de radio y producción.
En la actualidad, las redacciones integradas son cada vez más comunes, ya que propician la interacción, el intercambio de ideas y el desarrollo de un mejor resultado a favor de la audiencia (tan lo menos es la intención).
Sin embargo, como se explicó anteriormente, no hay un criterio homologado para definir una redacción y estas pueden ser diversas, como la de El Informador, en Jalisco, que está poblada por los jefes, diseñadores y, pocas veces, por los reporteros. En una visita realizada en sus instalaciones, el entonces director, Diego Petersen, explicó que por cuestiones de seguridad, la redacción había pasado de ser un espacio físico a un espacio virtual en el que los reporteros hacen llegar sus notas a través de dispositivos móviles por lo que ya no hay necesidad de que ellos se instalen en el edificio.


Un día en la redacción, de cualquier medio en el Mundo
Idealmente, tras recibir las órdenes de trabajo, los reporteros salen  de sus casas con la única consigna de cumplir con los objetivos informativos trazados. No importa el número ni la dificultad de obstáculos que puedan encontrar en el camino, incluidas las noticias de "último minuto"; en tanto, en la redacción, los jefes de sección revisan las redes sociales para detectar una incidencia, una pista que modifique la agenda programada. 
También de forma idealista: toman el teléfono, confirman datos, desplazan a fotógrafos, platican con diseñadores, revisan a la competencia, escuchan radio, ven la televisión, leen una nota vieja, repasan las banderas impresas, los archivos históricos. Todo en busca de pistas. 
Mientras, los reporteros concentran sus reportes con fotografía y video en un chat especial, desde el cual se obtiene material para lo inmediato: redes sociales.
Apenas y se han instalado en esa tarea cuando el reloj les recuerda que es momento de realizar los presupuestos informativos, los cuales deben estar listos a mediodía, ya que el programa de radio inicia y para entonces la preproducción tiene que estar finalizada con los enlaces en vivo, las entrevistas programadas, la pauta, la escaleta, el guión. 
Uno a uno los reporteros llegan a la redacción, “cantan” sus notas, le apuesta a un contenido específico, pero la decisión final se toma en la reunión de las 14:00 horas, ahí es cuando los jefes de sección –en teoría- luchan unos con otros porque su material sea el elegido, pero esa decisión está en manos del subdirector y el director. 
Tras el acalorado encuentro y ya con las páginas con publicidad asignada, hay una reunión más con los diseñadores. Es momento de la arquitectura informativa, ¿cómo optimizar los espacios para realizar una mejor presentación en el medio impreso? Luego, la revisión, la corrección, los ajustes, los cambios.
Así, tras horas de una carrera contra el tiempo llega el momento del cierre. Hay que revisar las anotaciones del día, aquellos datos que se dejaron en el tintero, la pista que dio un reportero. Todo sirve para redactar la agenda de trabajo. Es hora, de volver a empezar.


Conclusiones: el centro de mando

No importa si es para un medio de comunicación pequeño, mediano o grande; no importa si en ella trabajan una o cien personas: la redacción es el centro de la noticia, el sitio donde se concentra, se jerarquiza y decide qué información se difunde y por qué medio.
En la redacción se moldea a los periodistas, y se obtiene la experiencia para establecer y optimizar los procesos de información.
Se dice que un reportero se forja en la calle, sin duda es cierto, pero en la redacción demuestra de qué madera está hecho, y si merece transformarse en Periodista.
Hay un hecho, no cualquier reportero soporta la responsabilidad de una redacción.
Ahí, entre el sonido de los teclados de las computadoras, los diagramas, y archivos se construye la información que debe estar en manos de la audiencia, de la opinión pública; la mejor, la que construye democracia.

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