Factores internos y externos que influyen en las políticas editoriales de un medio

Miriam Estrada

(Fragmento)


Históricamente el periodismo ha contribuido a generar una sociedad de derechos, democrática y participativa; por ello, su ejercicio debería privilegiar el bien común anteponiendo prácticas éticas y responsables. Sin embargo, como cualquier construcción humana no está exento de errores, fallas y vicios. 

La información como mercancía propició el surgimiento de empresas periodísticas, y con ellas también intereses económicos, comerciales y políticos de los propietarios, administradores y, obvio, los mismos periodistas.

Hay políticos, académicos, empresarios, etcétera, que han adquirido medios de comunicación con la finalidad de obtener beneficios propios y, además, tener una herramienta para adquirir poder. 

Esta situación ha derivado en una serie de obstáculos para definir las políticas editoriales de los medios de comunicación que durante los últimos años han visto minado su bien más preciado: la credibilidad.

El divorcio que existe entre los medios, los periodistas y la audiencia, sumado al avance de las nuevas tecnologías, prácticamente ha puesto en jaque a las empresas del sector, puesto que en su afán de sobrevivir han adoptado medidas de muy diversos tipos: desde las que buscan simpatías gubernamentales hasta las que caen en el chantaje y la extorsión política. 

Una reflexión profunda de estos factores por parte de los propios periodistas podría concretar puntos de encuentro y estrategias de mejoría en favor del periodismo; no obstante, la postura de muchos de ellos es de defensa, ya que lo consideran un atentado contra su libertad de expresión y se niegan siquiera al debate.

La autorregulación, como bien coinciden los autores analizados, ayuda a mejorar la función de la comunicación social de los periodistas, eleva la calidad y blinda al medio de intereses ajenos al interés público, pero como lo advertía Aznar, tomar en cuenta que los instrumentos son perfectibles, por lo que la discusión y revisión debe ser permanente.

En este punto se aclara que no debe confundirse la autorregulación con autocensura. 

La política editorial de un medio trastoca todos sus procesos de producción de información y de comercialización; es decir, desde el estilo y el manejo para una nota informativa, su cabeza, estructura, hasta las relaciones públicas y recursos humanos.

Mantener en presente esta situación, contribuirá a evaluar, también, la política editorial para que el interés comercial o particular no esté por encima del interés social, ya que ante todo, el periodismo cumple una función social y desde esa perspectiva deben aplicarse todos los instrumentos al alcance para salvaguardar su objetivo.

Conviene resaltar el papel de la audiencia en la generación de contenido, si el objetivo del periodismo es propiciar una sociedad de derechos y contribuir a la construcción de la democracia, entonces justo es democratizar los medios fomentando la participación de la audiencia.

Como vimos en “Análisis de las necesidades de los consumidores de información periodística”, la audiencia no se siente atendida por sus medios de comunicación, a pesar de que sí hay una amplia participación a través de los canales que los medios abren para ello, como los comentarios en redes sociales, o las llamadas telefónicas.

En lo particular, realicé medio centenar de encuestas en el estado de Morelos cuyo resultado fue que los temas propuestos por la audiencia tampoco son considerados para la agenda.

Así, a pesar de que los periodistas afirman atender y deberse a su “público”, en la práctica no se tiene ninguna metodología específica para conocerlo y atenderlo. La audiencia sabe de eso: el 72 por ciento de mis encuestados reprochó que los medios no los toma en cuenta.

En la lectura analítica de entrevistas practicadas a reconocidos periodistas sobre la actualidad del periodismo y sus retos, me sorprendí al observar que cuando se habla de la situación del periodismo, de sus momentos, protagonistas, las repercusiones; el papel de los medios y su contrapeso, la mayoría de los entrevistados se enfocó a los medios de comunicación en sí, a los periodistas, a los actores políticos, pero no a los ciudadanos o actores sociales directamente, salvo Marcela Turati que hace una ligera referencia a los zapatistas.

Es decir, parece prevalecer –aún de forma inconsciente- esa costumbre de los periodistas de sentirse un sector aparte: ni del ámbito político ni del social; y de excluir a la audiencia como factor de cambios y transformaciones en los propios medios, en el periodismo y en la situación política y social del país.

En dichas entrevistas, el periodista Adrián López Ortiz menciona que los medios deberían practicar la autocrítica: “Más vale tener claro cuál es ese discurso al que se aspira, compartirlo y hasta discutirlo con la audiencia”. Es decir, “hasta discutirlo con la audiencia”, como si esto fuera una concesión, un acto de buena fe, una dádiva en lugar de un derecho de la propia audiencia a participar en la generación de información de calidad.

Tampoco extraña que Daniel Moreno reconozca que hay mayor oportunidad de acercarse a la audiencia, pero los medios carecen de credibilidad; y que la propia Turati cite que existe un divorcio entre la prensa y la audiencia, en el que la gente no siente que los medios sean sus aliados.

Bill Kovach y Tom Rosenstiel hacen énfasis en este apartado y en la importancia de que los periodistas restablezcan el compromiso con la audiencia, con el pueblo, y yo agregaría que también con la verdad, la ética, la responsabilidad social.

En síntesis, un medio de comunicación, y un periodista, contribuirá a la construcción de una sociedad de derechos en la medida en que implemente instrumentos de forma periódica y metódica para conocer el interés de su audiencia, y promueva en ella su participación en la vida democrática. 

Manuel Buendía (1996) citó: "El periodismo es tan importante que no debe estar sólo en manos de los periodistas", y creo que tiene razón, por ello el medio no sólo debe tomar en cuenta a su audiencia sino el interés de la sociedad para cumplir con su obligación de proporcionarle a esa sociedad la información que requiere para tomar decisiones informadas, para ejercer el propio derecho a la información.



Bibliografía:

Buendía, M. (1996). Ejercicio Periodístico. México, DF: Fundación Manuel Buendía. Recuperado de: https://comunicologosuafcpys.files.wordpress.com/2012/11/buendia-manuel-ejercicio-periodistico.pdf

Alvarado Lumbreras, H. (2010). Otros distintivos de la prensa de calidad. En El periódico de calidad (pp. 163-189). México: Universidad Autónoma de Nuevo León. 

Mendelevich, Pablo (2005). Ética periodística en Argentina y el mundo. Argentina. Konrad Adenauer Stiftung. (Pp 103-133). Recuperado de: https://www.documentcloud.org/documents/424474-06-etica-periodistica.html

Albarrán, G. La figura del defensor del lector en los diarios digitales. Enero 28, 2017, de Sala de Prensa. Recuperado de: http://www.saladeprensa.org/art405.htm

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Martínez, O. (2016). Ética y Autoregulación Periodística en México. Enero 20, 2017, de Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal Sitio web: http://cdhdf.org.mx/wp-content/uploads/2015/06/etica-y-autorregulacion.pdf


Kovach, Bill y Rosentiel Tom. (2014). Los elementos del periodismo. España. Aguilar (pp 35-46) Lee la serie de entrevistas titulada “El presente del periodismo en México”. (2016). De la revista digital Horizontal

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