Blindar la verdad

Miriam Estrada


(Fragmento)


Introducción

¿Cuántas veces hemos dudado sobre la veracidad de alguna nota informativa que leemos? Quizá es evidente cuando un “hecho noticioso” sucede ante nuestros ojos, cuando somos testigos y, al otro día, vemos la noticia en el periódico y el periodista la relata desde una perspectiva descontextualizada, parcial, fragmentada; entonces, pensamos que quizá el comunicador ni siquiera estuvo ahí. Ponemos en duda su veracidad.
Basta tomar un día diferentes diarios y contrastar la forma en que se maneja la información de un mismo caso. Un ejemplo es lo ocurrido el 26 de septiembre, en Iguala, Guerrero con los estudiantes de la normal de Ayotzinapa.
Entonces, preguntamos: ¿Será que el trabajo que realiza un profesional de la comunicación no pasa por el tamiz del control de calidad?, ¿Quién verifica que el mensaje que se transmite esté apegado a la realidad?, ¿Cuáles son las consecuencias de que un mensaje parcial, irreal, llegue a la audiencia?
La mayoría de los medios de comunicación en México disponen de códigos de ética con los cuales se basan para la elaboración del contenido que generan sus periodistas, pero ¿Son los códigos de ética una herramienta eficaz para garantizar la objetividad de la información?, ¿Los trabajadores de los medios conocen los códigos que rigen a sus empresas?, ¿Hay congruencia entre la teoría y la práctica?
El presente ensayo busca dar respuesta a las preguntas aquí planteadas y quizá a generar nuevas interrogantes con el único fin de comprender el por qué es necesario e importante para un periodista blindar la verdad y cómo puede conseguirlo.



Desarrollo 

La libertad de expresión deriva en la libertad de información y ambas promueven otras libertades humanas, ahí su trascendencia. Así lo refiere Raúl Rivadeneira. No es para menos, los panfletos, escritos, periódicos y demás que han circulado a través de la historia han provocado cambios que han resultado positivos o negativos, pero cambios a fin de cuentas. Es decir, la forma en que se divulga la información tiene un impacto directo en el receptor: la sociedad.
La función del periodismo es incomodar, cuestionar, provocar un análisis sobre el acontecer en los diferentes sectores sociales; por ello, el periodismo ha influido en el desarrollo de las sociedades democráticas, ha señalado errores, advertido desaciertos, provocado crisis, pero también ha ayudado a muchos personajes a detentar el poder. Ha sido cómplice sumiso.
Para que la democracia funcione necesita ciudadanos capacitados, interesados en su entorno social, en los asuntos de la comunidad; no obstante, para que los ciudadanos puedan contar con información necesitan de los periodistas, pero de periodistas comprometidos con el bien común. 
Las deficiencias de los periodistas, el trabajo en las redacciones siempre con el tiempo en contra, la falta de recursos económicos para trasladarse al lugar de los hechos para reportear de primera mano dificultan la labor informativa, pero no son pretexto para difundir información deficiente.
En el análisis del caso Ayotzinapa observamos lo difícil que es, en muchas ocasiones, llegar a la verdad; pero también vemos la facilidad con que se atribuyen como ciertas informaciones o declaraciones inverosímiles. Asimismo, notamos que la divulgación de ese tipo de información, sin un análisis complementario que la ponga en duda, impacta en la percepción ciudadana. Una información falsa, sesgada, parcial lejos de ayudar al ciudadano lo confunde, lo vuelve incapaz para la toma de decisiones. He ahí la urgencia de asegurar la verdad de un trabajo periodístico.
¿Con qué herramientas dispone un profesional de la comunicación? La mayoría de los autores coinciden en la capacitación y el compromiso ético. Manuel Buendía, en múltiples ocasiones, lamentó que las carreras de Comunicación Social o Periodismo estuvieran saturadas de estudiantes sin vocación, sin ganas de obtener herramientas que los llevaran a comprometerse con una profesión de “tiempo completo”. La preocupación tenía que ver con que un periodista sin vocación derivaría en un periodista mediocre.
Hugo Aznar también hace referencia a los estudiantes y considera necesario que dentro de su formación profesional se enfatice en los criterios éticos que regirán su labor de comunicación. Hay una razón: ¿Cómo se puede redactar una nota informativa, un reportaje, emprender un proyecto de investigación si no se parte de un marco ético que alumbrará el camino hacia la publicación?
Javier Darío Restrepo coincide con ello al citar que el gran periodismo es ético y que para que un periodista sea ético tiene que empezar por ser una buena persona, y se refería a que fuera consciente de su rol social. Dice Hugo Aznar que son los periodistas quienes tienen que introducir al proceso productivo los aspectos éticos de la comunicación y es imprescindible que, además de una preparación teórica del tema, tengan el compromiso para llevarlo a la práctica.
En una actividad previa constatamos que si bien la mayoría de los medios de comunicación cuentan con un código de ética éste ha sido insuficiente para que sus publicaciones estén apegadas a la veracidad. Sin embargo, a pesar de que Andrés Oppenheimer considere que los códigos podrían ser utilizados como una forma de autocensura en los medios, el hecho de que exista en los medios un parámetro es un avance hacia la calidad periodística. Del control de calidad a favor de la audiencia.



Conclusiones

El periodismo es una pieza clave en la construcción de cualquier sociedad democrática, y el periodista tiene la responsabilidad social de informar con veracidad. Quizá parezca que la palabra veracidad va implícita en periodismo, sin embargo, la práctica cotidiana del oficio deja en evidencia que no es así.
Desafortunadamente, tal y como lo señala Hugo Aznar, hay un número importante de comunicadores que desconoce la importancia de transmitir un mensaje verídico porque se ha dejado seducir por los vicios del "cuarto poder".
Así, el primer paso para dignificar la labor informativa es que el propio periodista le conceda dicha dignidad dándole a la ética la relevancia y trascendencia en el ejercicio periodístico.
Los marcos y principios éticos, si bien como lo enfatiza Restrepo no son una ley inflexible, son un punto de partida para la buena práctica de la profesión. De esta forma, así como un estudiante de Derecho está obligado a conocer las leyes y códigos que rigen un Estado, así los periodistas tienen la obligación de conocer las directrices éticas que norman su labor a favor de la verdad y en beneficio de la sociedad.


Bibliografía





Hugo Aznar. (2005). Los Códigos Éticos del Periodismo y la Responsabilidad de los Profesionales. 10 febrero 2015, de Razón y Palabra Sitio web: http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n40/haznar.html


Manuel Buendía . (1996). Ejercicio Periodístico. México: Fundación Manuel Buendía.


Raúl Rivadeneira. (2010). Periodismo. México: Trillas.

Restrepo, J. (2004). El zumbido y el moscardón. Taller y consultorio de ética periodística. Buenos Aires: FCE/FNPI, pp. 31-38.

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